confianza

La confianza es una de las emociones positivas más posibilitadoras en el trato con los demás. Abre la puerta a establecer relaciones productivas con otras personas y es la base de acuerdos y compromisos eficaces. Aporta seguridad a las relaciones y resulta clave para generar vínculos afectivos profundos, como la amistad y el amor.

La confianza es una emoción que descansa en tres patas: sinceridad, competencia y credibilidad. Transmite confianza aquella persona que creemos que está siendo sincera; aquella persona que consideramos que tiene los conocimientos (el saber), las aptitudes (el saber hacer) y las actitudes (el querer hacer o querer ser) necesarias; y aquella persona que pensamos que cumple sus promesas y es congruente en lo que dice y lo que hace. Confiamos en aquellos que obtienen resultados y que muestran integridad.

En un ambiente de confianza se potencia la creatividad y la posibilidad de transformación. Se abre el camino hacia la colaboración y el trabajo en equipo. En las organizaciones y empresas la generación de esa confianza llamada organizacional facilita el alineamiento de objetivos y el que las personas compartan la visión. A nivel del mercado, la confianza generada se mide por la reputación y la imagen de marca. Y a nivel de la sociedad en su conjunto, la contribución y la llamada responsabilidad social corporativa son la manera de transmitir esa confianza.

¿Cómo generamos confianza en los demás? Fundamentalmente a través de las conversaciones que tenemos con ellos.Rafael Echevarría, en su libro “La confianza” (2000) enumera siete competencias conversacionales para extender la confianza:

– Dominar la sinceridad, hablar sin rodeos con transparencia
– Escuchar y comprender. Una escucha interesada, activa y respetuosa es fundamental en la comprensión del punto de vista del otro. A partir de la comprensión, será más fácil establecer una relación positiva con los demás.
– Expresar afirmaciones verdaderas, basadas en hechos comprobables y objetivos
– Referir declaraciones válidas, hechas desde la autoridad que puede venir del conocimiento o la experiencia.
– Argumentar con juicios fundamentados, siendo éstos aquellos que parten de hechos y no están distorsionados por la distinta percepción de cada uno.
– Asegurarse de que el otro comprende lo que se dice, esto puede hacerse preguntando y verificando lo que el otro ha entendido de lo dicho. Es útil también clarificar las expectativas.
– Cumplir las promesas y los compromisos.

¿Qué pasa cuando se rompe la confianza? Se desvanece la esperanza y la seguridad y aparecen la precaución, la suspicacia, la resistencia y la sumisión; cuando desaparece el confiar aparece la necesidad de controlar.

La confianza nos lleva al amor y el control nos lleva al miedo. ¿Cuál de los dos caminos eliges?

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