El coaching de familia trabaja retos centrados en el ámbito familiar, muy frecuentemente en el ámbito de las relaciones, la conciliación trabajo – familia, la gestión de los conflictos y la auto gestión emocional. Habilidades como la escucha, la comunicación y la gestión de las emociones son necesarias para manejar de una manera eficaz relaciones entre padres e hijos, hermanos, familia política u otras relaciones familiares. Gestionar relaciones con hijos adolescentes, con padres ya mayores, o con familias extensas no siempre es fácil.
Un proceso de coaching de familia nos ayuda a tener mayor seguridad en el momento de la toma de decisiones, eliminando temores y miedos. Nos permite encontrar pautas para afrontar conversaciones difíciles con los miembros de la familia y comunicarnos de una manera más efectiva. En definitiva, un proceso de coaching de familia nos empuja a encontrar en nosotros mismos las claves para reducir el nivel de estrés que muchas veces acompaña a las relaciones familiares, en las que el cariño y la confianza son esenciales.
Montse Urpí, coach de familia, en su libro “Coaching Familiar” nos sugiere un decálogo para mejorar las relaciones familiares:
1) Las reglas de la familia deben ser claras
2) Es mejor consensuar las reglas que imponerlas
3) El orden y mantenimiento de la casa son tareas importantes que se pueden realizar de común acuerdo
4) Padres e hijos tienen derecho a expresar sus opiniones
5) Ser coherentes para que lo que se hace y lo que se dice vaya a la par
6) Cultivar la paciencia, la tolerancia y el respeto
7) Demostrar cariño
8) Alabar a otros miembros de la familia cuando se lo merezcan
9) Acostumbrarse a pedir perdón
10) Conversar y pasar momentos juntos
Familia, amigos, trabajo y mi “yo” son los cuatro ejes de nuestra vida. El dedicarles tiempo y esfuerzo de forma equitativa en función de nuestras circunstancias y necesidades nos permitirá encontrar ese equilibrio vital tan necesario para alcanzar la plenitud.