
La confianza es la base sobre la que se construyen relaciones sólidas y de afecto. Cuando hablamos de confianza, hablamos tanto de tener confianza en uno mismo como en la capacidad de inspirar confianza en los demás.
Stephen M.R. Covey (hijo de Stephen Covey) ha escrito mucho sobre la confianza. En su libro “La velocidad de la confianza” (2007), Covey desgrana los cuatro pilares sobre los que, según él, se asienta la generación de confianza: la integridad, la intención, la capacidad y la obtención de resultados.
Por integridad se entiende el ser congruente, el poseer el coraje para actuar de acuerdo con valores y creencias. Ser honesto, causar buena impresión, cumplir lo que se promete, y ser humilde son actitudes que alimentan esta integridad. Covey nos da tres buenos consejos al respecto:
- Establecer compromisos consigo mismo y cumplirlos
- Definir su misión
- Mostrarse abierto
Por intención Covey engloba las motivaciones, las prioridades y la conducta. Genera confianza quien busca el mutuo beneficio, quien actúa por el bien de los demás. Tres recomendaciones en este punto:
- Examinar las intenciones y perfeccionarlas, comportarse como la persona que se quiere ser
- Manifestar las intenciones
- Optar por la abundancia
Las capacidades son los talentos, las actitudes, los conocimientos, el estilo. Tres pautas a seguir que favorecen la generación de confianza son:
- Aprovechar los puntos fuertes
- No perder relevancia
- Saber adónde se va
Cuando hablamos de resultados hablamos de rendimiento, de conseguir hacer. Tres actitudes que ayudan a conseguir resultados son
- Asumir la responsabilidad de los resultados
- Esperar ganar, el efecto Pigmalión, la profecía autocumplida
- Mantener la fuerza hasta el final
Un último apunte a tener en cuenta referente a la confianza: se gana o se pierde a gran velocidad.